Kipling se propuso expresar su fe en el trabajo útil que los hombres
del Imperio llevaban a cabo en su guerra civilizadora contra lo que
quedaba fuera de la civilización, que para Kipling era «el vacío». Así
pues, «Los constructores del puente» nos describe las vicisitudes y la
abnegación de británicos y nativos para tender un puente sobre el
Ganges, si bien la decisión última sobre su destrucción o permanencia
pertenece a los dioses.